El glutatión es una sustancia producida naturalmente por el hígado que también está presente en algunos alimentos (frutas, verduras y carnes). Desde un punto de vista químico es un tripéptido formado por los aminoácidos cisteína, glicina y glutamato. El S-acetil glutatión (SAG) es la nueva alternativa superior a la ingesta reducida de glutatión. De hecho, varios estudios han confirmado que, de esta forma, se absorbe mejor a través de la pared intestinal, ya que su enlace acetilo previene la oxidación y permite que la molécula pase de manera difusa al interior de la célula tras la absorción intestinal. Esta acetilación evita la degradación del glutatión. De esta forma, las propiedades básicas del glutatión se conservan y aumentan bien y permiten: participar en el correcto funcionamiento de la función mitocondrial; para garantizar la protección contra el daño inducido al ADN; contribuir a la eliminación de metales pesados (mercurio, plomo, cadmio …), así como toxinas orgánicas, protegiendo el nivel de magnesio en sangre; participar en la protección contra determinadas enfermedades crónicas (herpes, VIH, enfermedad de Lyme, fibromialgia, candidiasis crónica).